30/3/15

Imbecilidad

"Están preciosas Las Presillas, a ver si no va ningún militante izquierdista a tirar papeles y hacer fotos para decir q está sucio."

La imbecilidad es de un tuit de cierto personaje local. Y ahora, a la manera del gran Forges, habría que proponer: Averigüe en menos de 5 s. quién ha soltado semejante tontolculez cosita. Y debajo:

¿No es tronchante? El problema del caballero en cuestión, ya lo he escrito más de una vez, es que no tiene sentido del ridículo: le ocurre lo mismo, entre otros muchos de su escuela, que a los ínclitos Aguirre y Aznar. Si tuviera una pizca, un mínimo ('mínimo': lo que no puede ser menos, pero todavía es algo) de sentido del ridículo no diría semejantes... ¡ejem!... cositas.

18/3/15

Otro más contra las bicicletas por las aceras

Revista de prensa

Copio una breve carta publicada hoy en El País, con la que compruebo que quizás no esté uno tan aislado en la lucha contra esa práctica, aberrante y consentida por las enrolladitas autoridades, de la circulación por las aceras.

«Alicia Sánchez Sanz expresa su deseo en una carta al director [aquí], que con motivo de la ampliación de las estaciones Bici-Mad, que las bicicletas no tomen las aceras. Por desgracia, hay muchas zonas de Madrid en donde las bicicletas ya las han tomado. ¡Y cualquiera les recrimina o les dice algo! Se revuelven contra ti como unos energúmenos y te llaman de todo. Y lo peor es que están convencidos de que por ir en bicicleta —no importa por donde— son unos ciudadanos modélicos, que a diferencia de otros no contaminan, y que además tienen todo el derecho del mundo a ir por donde quieran. Yo, que soy un peatón empedernido —no tengo coche ni carné—, lo sé por propia experiencia.—
José Antonio Pozo Maqueda. Madrid.»

13/3/15

Iglesia pobre, iglesia rica

Han conmemorado los medios el segundo, creo, aniversario de la ocupación de la silla de San Pedro —"el trono", ha dicho una locutriz— por el papa Francisco (¿I?).
(¡Pobres medios! En cuanto se les agotan los videos del yutube, los comadreos de los próceres y las noticias proporcionadas por la policía, ya no saben qué dar.)
Y han recordado una frase que, por lo visto, da una idea de la gran renovación que para la iglesia quiere Bergoglio: "Me gustaría una iglesia pobre para los pobres". Se deduce que no es la que hay, puesto que le gustaría que la hubiera. Pero entonces, uno se pregunta: ¿Cómo es la que hay? ¿Una iglesia rica para los pobres? ¿Una pobre para los ricos? O, finalmente, ¿una rica para los ricos? Por otra parte, lo de la "iglesia pobre para los pobres" es un brindis al sol. Mucho me temo que tendría que elegir —ya eligieron, probablemente hace siglos— entre una iglesia "rica" —con medios económicos, medios de comunicación, ayuda estatal, intromisión en la enseñanza, intromisión en las leyes, etc.— que traiciona el evangelio y una "pobre" —sin todo lo anterior, predicando el evangelio a palo seco—, abocada a desaparecer.