23/1/12

A vueltas con la publicidad

Estaba yo ayer domingo a media mañana en el bar en cuya televisión pasaban un partido de fútbol, al que nadie parecía hacer mucho caso porque no debía de tratarse del habitual partido semanal del siglo; sería sólo que, ¡¿cómo no!?, habiendo fútbol el del bar no puede por menos que ponerlo para no defraudar a la parroquia. Es algo que no puede faltar en el bar: fútbol u otro deporte. (Además, claro es, de las máquinas tragaperras).
       El caso es que, entre sorbo y sorbo de café, levantaba la vista hacia el aparato y con frecuencia me encontraba con una especie de ráfaga publicitaria, un letrero que, rápidamente, recorría la pantalla de izquierda a derecha con la palabra 'liga' seguida del nombre de un banco, que debe de ser el que patrocina el campeonato o algo así. En otras ocasiones, la imagen subía unos centímetros y en el espacio libre insertaban un anuncio de alguna inversión dineraria, creí ver.
       A mí, que detesto el deporte en general y el fútbol por tanto, y que no voy a estar atento a un partido en la televisión, me tiene sin cuidado tal forma de publicidad, tan agresiva, si es que alguna no lo es: allá quienes lo vean si están dispuestos a soportar este tipo de cosas. Pero es que estamos llegando a unos extremos de escándalo en lo que a la publicidad se refiere: ya no saben qué inventar para hacérnosla tragar y este procedimiento que acabo de contar es de lo más novedoso, al menos para mí, aunque estoy seguro de que habrá más con tal de ampliar el espacio publicitario, la apabullante publicidad.


¡NO A LA PUBLICIDAD!

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