Lo leí esta mañana en el blog Mi Alcorcón y no es que lo pusiera en duda porque yo del ayuntamiento de Alcorcón me lo creo (casi) todo. Lo único que acostumbro a poner en cuarentena son las palabras del Alcalde.
Bien... ¿y qué es lo que leí que casi no me lo podía de creer?: que el Ayuntamiento ha suprimido de los centros cívicos las oficinas de atención al ciudadano tal y como venían hasta ahora funcionando, en las que se podían, entre otros muchos, hacer trámites como el de registrar escritos dirigidos al Ayuntamiento. Así es que, para asegurarme, me fui a uno de ellos y, en efecto, así es: un cartel avisaba, sin explicaciones ni argumento ninguno, de que a partir del 12 de diciembre quedaba suprimido tal servicio, debiendo desplazarse a las oficinas del Ayuntamiento en la plaza de España.
Conque fíjense nomás: para una utilidad que el anterior gobierno municipal le había encontrado —utilidad en sentido estricto, no en un sentido amplio, de hinchar el perro para encontrarle una función a lo previamente construido— a estos centros, va el ayuntamiento de don David y se la cepilla. Eso sí: hay —continúan, en realidad— cursos tan interesantísimos como el de sevillanas —¡menudo bochinche se oía al entrar a semejante templo de la cultura!—, pilates, cata de vinos, danza del vientre... y otras lindezas. También en sus locales pueden celebrarse juntas de comunidades de vecinos. Apasionante, ¿verdá usté?.
Bien... ¿y qué es lo que leí que casi no me lo podía de creer?: que el Ayuntamiento ha suprimido de los centros cívicos las oficinas de atención al ciudadano tal y como venían hasta ahora funcionando, en las que se podían, entre otros muchos, hacer trámites como el de registrar escritos dirigidos al Ayuntamiento. Así es que, para asegurarme, me fui a uno de ellos y, en efecto, así es: un cartel avisaba, sin explicaciones ni argumento ninguno, de que a partir del 12 de diciembre quedaba suprimido tal servicio, debiendo desplazarse a las oficinas del Ayuntamiento en la plaza de España.
Conque fíjense nomás: para una utilidad que el anterior gobierno municipal le había encontrado —utilidad en sentido estricto, no en un sentido amplio, de hinchar el perro para encontrarle una función a lo previamente construido— a estos centros, va el ayuntamiento de don David y se la cepilla. Eso sí: hay —continúan, en realidad— cursos tan interesantísimos como el de sevillanas —¡menudo bochinche se oía al entrar a semejante templo de la cultura!—, pilates, cata de vinos, danza del vientre... y otras lindezas. También en sus locales pueden celebrarse juntas de comunidades de vecinos. Apasionante, ¿verdá usté?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario