14/11/11

La astuta, pero no tanto, Aguirre


Revista de prensa

No recuerdo por qué derroteros llegué hace unos días al blog, desconocido hasta ahora para mí, Profesor en la secundaria, firmado por 'Joselu', pero el caso es que, entre otras, leí la entrada, publicada el miércoles 5 de octubre 2011 —con título un tanto agresivo—, que copio íntegra a continuación porque me parece que refleja muy bien el asunto de la huelga de la enseñanza (que, por cierto, no sé cómo va ni si se ha resuelto —o ¿disuelto más bien por la cólera de Aguirre?—) y el carácter de la Presidente madrileña, quizás no tan astuta como se la tiende a considerar y como, probablemente, se considere ella. No hay que atribuirle tampoco esa cualidad en demasía: enseguida se le ve la tramoya. La entrada original, cuya copia tenía yo en cartera para publicar sin acabar de decidirme a hacerlo, está precedida por una fotografía de la susodicha, pero es que me parece tan espantosa que no la he incluido en mi copia. (Las negritas son del original). Ahí va:

«Deseo aclarar que utilizo este término, "zorra", en el sentido que lo interpreta en su sentencia el juez Del Olmo respecto a la calificación verbal que ha recibido una mujer de su marido. Quiero decir que "zorra" sólo quiere decir y referirse en este caso a una persona que actúa con especial precaución. En este sentido y no en otro, Esperanza Aguirre es una zorra mayúscula.

Entretanto los profesores madrileños realizan su quinto día de huelga en defensa de la enseñanza pública que ven en peligro por las medidas introducidas por el gobierno de la comunidad de Madrid que supone la no contratación de miles de profesores, la desaparición de desdoblamientos y medidas de atención a la diversidad, además del aumento de horas lectivas (no de dedicación laboral que son muy superiores...)

Esta lucha prometeica de los profesores madrileños me recuerda al pulso que mantuvieron los sindicatos británicos con Margaret Thatcher en el que fueron humillados y derrotados. En efecto, esta zorra astuta que es Esperanza Aguirre sabe utilizar en contra de los docentes todos los estereotipos posibles, que son los más cómodos de azuzar pues se basan en las creencias y malos instintos de la masa social contra los profesores: que son unos vagos, que sólo trabajan veinte horas, que cobran sueldos magníficos y que cuentan con vacaciones espectaculares lo que revela un grupo social investido de privilegios inadmisibles cuando la crisis golpea al ciudadano medio. Ella se presenta como la auténtica defensora de la educación pública frente a la irresponsabilidad de esta huelga política atizada contra ella por los sindicatos y la izquierda.

Ella sólo tiene que esperar a que las huelgas se agoten por su propia inercia. Sabe que el madrileño que tiene que cuidar a sus hijos en casa por la huelga no entenderá en general las razones de los profesores "que no quieren trabajar" y la mayor prueba es su falta de asistencia al trabajo, su seguridad laboral al margen de la crisis. Ella no tiene nada en esta mano ni en esta otra, y zas... la partida juega a su favor basándose en la falta de credibilidad de los sindicatos, esos liberados sindicales que no quieren perder sus privilegios y esos profesores haraganes que obtienen los peores resultados en el informe PISA...

Por parte de los profesores se advierte una estrategia minuciosa contra la enseñanza pública que se ha convertido en buena parte en asistencia social mientras la clase media ha huido medrosa hacia otros lugares menos contaminados y que Esperanza Aguirre mima con esmero, la enseñanza concertada donde no hay moros ni pobretones, y donde reina la exigencia y el trabajo serio con elegantes uniformes que muestran la distinción de sus alumnos. Esto es lo que piensa la clase media y a la que se dirige la presidente zorruna de Madrid.

El resultado todavía es incierto pero a mi juicio no ofrece dudas que los profesores serán derrotados en toda regla por un alfil en diagonal que representa la identificación de los argumentos de Aguirre con la mayoría social. Lo más peligroso del caso es que la presidenta no está ofreciendo ninguna salida digna a los profesores a los que quiere ver humillados y domados a sus pies, y en consecuencia, carentes de fuerza para ninguna otra reivindicación frente a lo que vendrá después. Pero ¿por qué quiere verlos humillados, ella que parecía defender su dignidad concediéndoles el carácter de "autoridad pública" en los casos de agresión escolar? Buena cuestión la planteada, pero no parece que haya otro resultado que una masa de profesores aplastados por la esterilidad de su rebelión orgullosa contra los recortes en Educación. ¿Es bueno que los profesores de la pública se sientan, tras la que han visto caer en su día a día en los últimos años, aniquilados y sin capacidad de reacción social y moral? Porque o me equivoco mucho o en sus demandas de diálogo frente a los recortes hay mucho de reivindicación moral del papel que debe jugar la enseñanza pública y sus alumnos. ¿Están equivocados totalmente? ¿Son unos farsantes que defienden únicamente sus privilegios gigantescos? ¿O es la última resistencia frente al ataque demoledor contra el valor de la educación pública?

¿De qué valen unos profesores humillados, desmoralizados y rotos por lo que va a venir? La sonrisa zorruna de Esperanza Aguirre revela sus auténticas intenciones. Es eso precisamente lo que busca, el hundimiento total de los últimos fundamentos de la escuela pública que representan esos profesores que desesperados bracean intentando que la nave no se hunda. Esta es la estrategia.»


Fin de la copia.

Otro interesante artículo leído en el mismo blog: Preguntas jodidas al 15-M

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