28/8/11

El alcalde y la propiedad

En un comentario a su propio blog el comunicador-alcalde-diputado don David Pérez contesta, entre otras cosas, a otro comentarista, autodenominado propietario ES, a propósito de que, por lo visto, al alcalde no le gusta el seudónimo de su comunicante, algo así como si le hiciera ascos a 'la propiedad', como si le pareciera materialista, otra cosa sería si se llamara Solidario, añade don David, entonces "pues ya sí [... le interesaría] la visión de la vida" —cursiva mía— que tuviera su comunicante, pero llamándose propietario... Pero bien, contesta don David, decía, que: "Poseer no da la felicidad ni la dignidad, sino el ser". O séase que poseer da el ser.
       Ya sé que nuestro alcalde se ha debido de hacer la p... ropiedad un lío con la gramática, con la c. adversativa, pero mucho me temo que ha sido por lapsus, en el sentido estricto del término, es decir en el sentido de que en el error de la expresión ha revelado lo que realmente piensa respecto a la propiedad: que en ésta está el ser de un hombre; nada extraordinario por otra parte en quien es un elemento destacado de la derecha —destacada será una persona que es alcalde de una ciudad de 167.000 habitantes, diputado autonómico y hasta hace poco portavoz de su partido en la asamblea regional: al menos un militante de base no se puede decir que sea—.
       Pero lo curioso del lapsus es que don David, diciendo lo contrario de lo que quería decir, dice verdad, porque verdad es que la propiedad es el ser, algo que ya se barruntaba y temía el pacífico Jesús de Nazaret cuando soltó aquello de (Mat. 6, 21): "Donde está tu tesoro, allí está también tu corazón".

25/8/11

Don David y don Pedro

Ayer 24 de agosto publicaba en su blog don David Pérez, alcalde de Alcorcón, además de ínclito comunicador y diputado regional, el siguiente artículo, con el título, ya risible de por sí, de Por dignidad, dejen al menos la muerte al margen de su propaganda:

«Qué mal lo tienen que ver en el PSOE cuando tienen que salir con la "muerte digna", una propuesta paradójica que define los últimos momentos de un PSOE que no solo pretende decirnos cómo debemos vivir sino también cómo debemos morir. Que pretende dictar qué deben pensar nuestros hijos y en qué consiste la dignidad de la muerte según su sectaria visión materialista. La dignidad de la muerte la ponemos cada uno, no nos la otorga el PSOE. Si hablamos de mitigar el dolor ahí es donde debe profundizarse con más y mejores cuidados paliativos como ha hecho de forma ejemplar la Comunidad de Madrid, pero no utilizar incluso este tema como pancarta electoral. Por favor, señores socialistas, respeten al menos nuestro último momento. Por dignidad.»

A mi vez, le he enviado hoy el siguiente comentario al que, de momento al menos, no ha respondido ni creo que lo haga porque me ha parecido notar que desde que es alcalde no contesta a comentarios, tal vez pensando que, dado su cargo, es mejor tirar la piedra y esconder la mano. (Véase postdata).

«No es cuestión de perder mucho tiempo, señor comentador-alcalde-diputado, comentando exhaustivamente su artículo tan gracioso. Sólo un par de apuntes:

1. "La dignidad de la muerte la ponemos cada uno". Pues por eso. Lo que se pretende es conceder un derecho, no establecer una obligación de cómo debemos morir. ¿Pero cómo es posible que crea o pretenda hacer que cree semejante disparate?

2. El catolicismo —hecho ideología política en el nacionalcatolicismo, que usted parece profesar— es el que pretende, urbi et orbi, cómo se debe vivir y cómo se debe morir, traicionando, desde por lo menos los tiempos del emperador Constantino, alinéandose con el poder, hasta con vesánicas dictaduras, apeteciendo y reclamando la constricción de las leyes a favor de su doctrina, el precepto de Jesús: "Dad al César [...]".

Adiós.
»

P. S. Ha habido, por cierto, a propósito de esto un caso curioso. Es el del muy conocido en Alcorcón bloguero don Pedro Moreno, muy fiel colaborador del entonces candidato a la alcaldía, quien tras las elecciones ha ganado el cargo, sin duda por méritos propios, de director de no sé qué. Este señor tenía un blog titulado El blog de Pedro, en el que con artículos bastante sectarios se dedicó a darle cera al candidato y leña a Cascallana y a todo quisque que le pareciera que le pudiera quitar votos a quien luego se ha convertido en su jefe. ¿No les decía yo que tenía mérito?
            He dicho que "tenía" un blog, pero no sé si lo he dicho bien porque tal blog, el mismo por supuesto, sigue existiendo aunque ahora firmado por una tal Lorena, pensando don Pedro, quizás, que no estaría bien que siguiera firmando en un blog debido al cargo que ahora ocupa. También ha cambiado el avatar, y en donde antes aparecían don Pedro y don David abrazados, ahora sale el escudo de Alcorcón. ¿Será por ventura la épica pareja la fundadora de un nuevo Alcorcón? En fin, un caso de transformismo, podríamos decir... bloguero-político. ¡Enhorabuena, don Pedro!

21/8/11

Pobre iglesia, ¡El circo Ratzinger ha llegado a esta ciudad! o Colar el mosquito y tragarse el camello

Se han centrado estos días de estancia de Benedicto XVI los críticos de la visita en el asunto del dinero, en la queja de que se haya pagado con dinero público, que le llaman, con la correspondiente negativa, debida y puntualmente recogida por los medios, de autoridades por doquier: civiles —ministros incluidos—, eclesiales y militares, de que haya sido así, con juego de conceptos incluido, como, por ejemplo, el de la ínclita concejal del Ayuntamiento madrileño doña Ana Botella, quien aseguró que los fastos —lo de los "fastos", claro, no lo dijo ella, lo digo yo— no había tenido coste monetario ninguno (cursiva mía). Todo esto, el que no haya costado ni un céntimo al erario público, no hay dios que se lo crea, y nunca mejor dicho. Adornarán como quieran, manipularán los conceptos, las palabras y las cifras como les dé la gana para no pasar por mentirosos, pero que todo esto, de una forma o de otra nos ha costado a todos una pasta... no creo que pueda haber dudas. Ahora bien, el coste de la función circense ratzigeriana sería sólo un añadido de lo que anualmente el estado le da a la iglesia a través de los presupuestos.
            Pero, siendo la cuestión del gasto pagado con dinero público escandalosa —además de otros escándalos colaterales como el de la pleitesía rendida al Pontífice por las autoridades gubernamentales y similares; o como el de la represión policial, franquista, contra manifestantes antiPapa; o como el de la ocupación y trastorno de una ciudad sólo porque el circo de estética filofascista de los peregrinos (de lujo) ha llegado a ella; o como la vergonzosa, por extensa y exhaustiva, cobertura del evento por parte de la televisión nacional; y en fin, de alguno más que es muy probable que se me olvide. Siendo, como decía, escandalosa la cuestión dineraria, lo más escandaloso, sobre todo para un cristiano, pero que, sin embargo, más desapercibido ha pasado, ha sido la necesidad publicitaria de su fe que muestra la iglesia con estos circos propagandísticos. Debería bastarles la fe en la verdad de lo que predican. Pero no, necesitan de la propaganda ahora más que nunca que se les van vaciando los templos y, sobre todo, los seminarios. Ahora que pasaron los tiempos de la imposición de la fe a sangre y fuego, y que tampoco les basta con influir en la fuerza constrictiva de las leyes que pretenden a su favor y con sus criterios, ahora tienen que recurrir al más puro ejercicio de mercaderes por medio de espectáculos publicitarios como el que ya termina, necesidad de espectáculos que ya vió venir Wojtyla, y que el actual sedicente sucesor de Pedro ha continuado. Y lo peor de este ejercicio de mercadería como necesidad de la fe católica es que ha quedado oculto por la polémica a que hacía referencia al principio, el del coste de la monada de las juventudes ratzingerianas. Ha debido Ratzinger felicitarse y regocijarse interiormente porque el escándalo de la necesidad de propaganda quedara oculto por el escándalo del dinero. En fin, ¡pobre iglesia!, tan necesitada de espectáculos de masas para mantener su fe.

P. S. ¡Dios, qué empacho de papa! Desde donde vivo, debe de haber por lo menos cuatro kms. hasta Cuatro Vientos, se oye muchos ratos, desde más o menos las ocho y media, supongo que según la dirección del viento, la función, o su ensayo no sé, de hoy, además de los vigilantes helicópteros que pasan de vez en cuando. Y todo esta matraca papal para que le salgan una docena de vocaciones, una mínima parte de países europeos, y unos cuantos fieles se tomen en serio la confesión. Repito: ¡Pobre iglesia, lo que tiene que hacer para conservar el rebaño!

18/8/11

Reflexiones (algo) gibelinas

1. Don David Pérez, alcalde de Alcorcón a la vez que diputado regional, tiene la desfachatez en un artículo (¿?) de su blog de hoy jueves 18 (el título del presunto artículo ya de por sí se las trae: Intolerancia y violencia laicista. Léalo si se atreve. Pero, fíjese no más: un católico hablando de intolerancia) de seleccionar una serie de comentarios de alguna red social que le sirven ad hoc para descalificar... ¿a los laicos? ¿a quienes puedan representar una amenaza para su credo popular-neoliberal-católico? Ante un comentario crítico mío le ha salido una asistenta-monaguilla, quien debe de pretender que lo que dice va Amisa (sic). Me dice cosas como que no dé yo lecciones (estrepetida la tal, seguramente, porque le hice ver, de pasada, que no se escribe 'haber' cuando se trata del verbo 'ver' —ej.: a ver si nos aclaramos, preposición y verbo, y no: *haber si nos aclaramos—. Pero es que lecciones, sobre todo morales, quienes sí parecen darlas son la tal Amisa, el alcalde de Alcorcón y diputado... y el Papa, con poca fortuna en los tres casos, creo yo.

2. No es una reflexión mía, pero es que la he leído picoteando en blogs, sin poder recordar donde, y me ha encantado, y por eso la copio: «La Iglesia es un imperio de baja intensidad». Excelente definición.

3. ¿No os da repelús el circo güelfo de estos días? Circo que revela el grado de debilidad a que ha llegado la Iglesia —que ve cómo disminuye su grey día tras día—, necesitada como nunca de semejantes ejercicios de propaganda.

P. S. Transcribo íntegro el comentario citado y una postdata al mismo que le envié a don David a su blog.

«La táctica de esta entrada, don David Pérez, de seleccionar comentarios ad hoc 'para la causa' popular-neoliberal (tergiversar, manipular, cortar por lo sano donde interese, callar lo que perjudique, decir medias verdades, todo esto "sin complejos" —¿sin escrúpulos?—, como dijo en una memorable ocasión el presidente de honor de su partido) no es nueva en usted ni mucho menos: basta con darse una vuelta por sus escritos para, sin necesidad de mirar con lupa, percatarse de que es lo habitual en usted. Esta forma de actuar, estas triquiñuelas de (mal, o buen, según se mire) comunicador, aun siendo grave, pero podría llegar incluso a resultar cómica y hasta hilarante —yo me he reído a veces con sus cosas, fíjese— en cualquier persona del común, en usted, con cargos institucionales tan relevantes como diputado en la asamblea regional y alcalde de una ciudad, no precisamente pequeña, como Alcorcón, esa forma de actuar, digo, es vergonzosa. ¿Nos toma por idiotas o como es la cosa? ¿Le parece a usted decente dar por buena cualquier práctica que aproveche al convento.

Y la postdata:

«No tengo por qué dar (le) explicaciones y, por tanto, no tengo por qué decir que me parecen, también, indecentes, los comentarios seleccionados o, en todo caso, yo no los suscribo. Pero lo digo porque tampoco quiero que en una de sus habituales comunicaciones, señor comunicador-alcalde, usted haga uno de sus comentarios habituales basándose, supuestamente, en que comulgo con dichos comentarios. Adiós.»