28/11/09

El País y la ecología

La edición de hoy de El País consta de unas 140 páginas, suplementos incluidos, con tres folletos publicitarios encartados. Y digo "de unas" porque el suplemento dedicado a "viajes", es decir a turismo, junto con los tres folletos, lo he depositado amorosamente en el primer contenedor de papel que me he encontrado, con lo cual no puedo saber con exactitud cuántas páginas traía. Imagínese usted la cantidad de publicidad encubierta que puede traer este tipo de suplementos.
          Estos tochazos que meten fue una de las razones por las que dejé de comprar el periódico —cualquiera— algunos días, como los domingos, harto ya de llevar a casa kilos de papel, y, de paso, es mi aportación particular a la ecología, práctica que me permito aconsejar. ¿Que quizás usted, de "oración" diaria, va a tener mono de prensa y se va a creer que se está perdiendo algo? Probablemente, pero se le pasará.
(Y, hablando de publicidad encubierta, hoy publican a toda página un anuncio de la edición de un libro —por una editorial de la casa— cuyo autor fue entrevistado, casualmente, el pasado sábado para las páginas del periódico).
          Lo curioso es que al diario, este derroche de papel no le debe de resultar contradictorio con el hecho de, alguna que otra vez, sacar artículos —editoriales incluidos— o reportajes en plan ecologista. Conste, por otra parte, que este varapalo que intento dar al periódico en cuestión no creo que haga falta mucha imaginación para hacerlo extensible a los demás.

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