26/10/09

Más sobre el aborto o el Seprona se cubre de... gloria

Revista de prensa

Artículo de José Yoldi, hoy en el El País, con el título de Una crisis de sinceridad, que transcribo íntegro. Sin comentarios.

«Desde hace un par de años no existe otra palabra mejor para explicar cualquier situación. Sí, lo ha adivinado: Crisis. Crisis económica, crisis de identidad, crisis institucional, crisis para todos los gustos.
      Por eso no se entiende bien que el juez Ramiro García de Dios, titular del Juzgado de Instrucción 6 de Madrid, haya archivado el caso contra los médicos de la clínica Isadora, sobre los que ha dicho que no había el más mínimo indicio de que hubieran cometido delito alguno, y no haya aludido a la mencionada palabreja.
      Decía Nelson Mandela: "Hay pocas desgracias en este mundo que no puedas convertir en un triunfo personal si tienes la voluntad de hierro y la habilidad necesaria". Y ésa parece ser la inspiración que siguieron el sargento con tarjeta de identificación número I-25445-A, del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil; el capitán jefe de esa unidad, cuyo número de carné es N-57683-G, y el alférez del mismo servicio con tarjeta A-04134-P, que realizaron, según el magistrado, una "rechazable actuación prospectiva" (para ver si se encontraba algún delito de aborto fuera de los casos permitidos por la ley) "de estructura inquisitorial". Una conducta que se sustentó sobre meras sospechas subjetivas, carentes de todo fundamento.
      A la vista de lo ocurrido, parece evidente que los agentes del Seprona no tuvieron en cuenta esa variante de la Ley de Murphy que dice que "la probabilidad de que se produzca un hecho determinado es inversamente proporcional al deseo de que se produzca" y apostaron por aquel axioma humorístico que señala que "en tareas de investigación, si los hechos contradicen la teoría, los hechos deben ser descartados de inmediato".
      Así, el juez García de Dios destaca que la actuación de los agentes de la Guardia Civil "revela una técnica en la que el fin se pretende alcanzar por cualquier medio y las sospechas infundadas se pretenden arropar como convicciones productoras de evidencias". El magistrado añade que de las actuaciones se desprende que se instrumentó una "causa general" contra la clínica y sus médicos y que ya desde el oficio de 16 de febrero de 2007, firmado por el sargento I-25445-A, se articuló una investigación sin fundamento, "mediante insinuaciones sesgadas y manipulación de la realidad, de modo cuando menos oblicuo o torticero, utilizando un lenguaje y terminología tendentes a dar apariencia delictiva a una actuación prospectiva e indeterminada sobre la Clínica Isadora".
      En el auto de archivo se recuerda cómo, con absoluto desprecio por la legalidad, los guardias civiles no acataron la resolución del juez en la que rechazaba proseguir la investigación por no existir delito alguno y buscaron otro magistrado que apoyase sus pretensiones.
      Por si no fuera poco, el juez indica que la arbitrariedad de los agentes se fue intensificando a medida que avanzaban las pesquisas, de forma que arrasaron o devastaron el derecho a la intimidad de un buen número de mujeres que habían abortado y que tuvieron que declarar como testigos en un proceso que nunca debió haberse iniciado.
      Montesquieu sostenía que "no hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia". Porque, por si no lo saben, les diré que el Seprona es un servicio de protección de la naturaleza y el medio ambiente en cuyo escudo figuran un río y un arbolito; una unidad cuyos objetivos parecen absolutamente ajenos a cualquier investigación de delitos de aborto.
     Lo cierto es que el juez García de Dios ha sido tan contundente en sus expresiones que no ha apreciado que lo que han tenido los guardias civiles del Seprona sólo ha sido una crisis. Una crisis de sinceridad, una crisis de buena fe y una crisis de profesionalidad que ha arrastrado por el fango a la institución a la que representan.
      Por eso, no estaría de más que ahora, tras quedar al descubierto su actuación, el ministro del Interior tuviera una crisis de confianza en ellos y los expulsara de la Guardia Civil para que nadie tenga que volver a sufrir las consecuencias de las crisis que padecen. La actriz estadounidense Lily Tomlin solía decir: "Por mucho que ganes la carrera de ratas, sigues siendo una rata". Éstos, ni siquiera han ganado.»

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