7/9/09

Animaladas

Ayer anochecido salía yo al balcón para tratar de respirar algo de fresquito, tras algunas horas cascando el sol en las ventanas, cuando al pasar por el salón oí en la televisión que "uá está embarazada". Por unos segundos me quedé desconcertado, y el desconcierto fue debido —después me dí cuenta— a que en esta época en que tanto se cultiva el nombre propio de personas (recuerdo que hace años, por si no fuera suficiente con las toneladas de ellos que se usan a diario en la prensa —¡y ahora, ¿cómo no?, en los blogs!—, un periódico inventó la memorable idiotez de ponerlos en negrita), sin que pueda uno librarse de informaciones que maldito lo que le interesan, no hubiera oído ni siquiera hablar de la tal Uhá, como luego me enteré que se escribía.
             Así es que ¿quién podría ser Uhá? ¿Una actriz? ¿Una modelo de Halta Costura? ¿Alguna putita televisiva? ¿Algún figurón del papel couché? ¿Una princesa? En fin...
              Me quedé desde fuera con el oído atento y así me enteré de que la tal Uhá era... ¡una osa! —del zoo de Madrid, para más señas—. Sin embargo habían dicho —seguro—: "embarazada"; no, al no tratarse de una mujer, "preñada", que era lo que correspondía. Por esta misma regla de tres, cuando la osa para, dirán que ha dado a luz. Y si no, al tiempo: permanezcan atentos a sus pantallas.
          Esta muestra de ignorancia supina no tendría mayor importancia, y tal vez no lo habría comentado, si no fuera porque obedece, o así me lo parece y así me lo trajo a la memoria, al mismo género de estupidez que pretende conceder derechos a los animales o habla de los derechos de los animales.

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