29/7/08

Tendiendo a cero

Ayer se publicó el ITA (índice de
transparencia de los ayuntamientos), en su primer año de aplicación. Este estudio es “una herramienta para medir el nivel de transparencia ante los ciudadanos y la sociedad de los Ayuntamientos españoles” y de cuya independencia no tengo motivos para dudar.
En el área de ‘Relaciones con los ciudadanos’, el Ayuntamiento de Alcorcón ocupa, entre 100, el puesto 69, con una puntuación de 60, lo que supone sólo 9 puntos por debajo de la media. No me lo puedo creer, no es posible: para que aparezcamos en un puesto tan brillante, este estudio tiene que estar hecho por alguien de la cuerda del alcalde. Bromas aparte, si me llegan a preguntar a mí cual es mi puntuación personal (entre 0 y 5) sobre la transparencia en las relaciones del Ayuntamiento con los ciudadanos hubiera contestado 0,1. Más que nada, por aquello de que todo es susceptible de empeorar. Pero es que mi percepción no podría ser otra cuando llevo varios años (sic) sufriendo en mis carnes la falta de transparencia, que tiende a cero, en relación a esa especie de botellón legal llamado terrazas de veladores, empeñado como estoy, no en que no las instalen (¡no, por Dios!: no fuéramos a hacer quebrar las arcas municipales) sino en que las molestias que causan dos muy cercanas a mi casa se reduzcan al mínimo legalmente posible, para lo cual me he dirigido al Ayuntamiento mediante escritos presentados en el registro (tengo una verdadera colección) sin que aquél, no es sólo que no haga lo que le pido (porque a lo peor es que no tengo razón, ¡ja!), sino que no me da explicaciones. Por otra parte, si este estudio hubiera incluido un área de autobombo, el A. de A. ocuparía los primeros puestos. Porque mire usted que presumen de transparencia, de comunicación, de diálogo y de ciudadanía. ¡Hay que joderse!

27/7/08

¿Qué haría la policía?

Enfrente de casa, calzada por medio,
hay una batería de contenedores. En la calzada, en un tramo de unos 200 metros, debidamente señalizado, está prohibido aparcar, no obstante lo cual hay siempre una fila de coches con el beneplácito, por supuesto, del Ayuntamiento (o más bien, haciendo de la necesidad virtud, impotencia). Pero ya no es que estacionen en una fila sino que lo hacen en dos, con lo que cuando un camión de recogida para, la calzada queda ocupada por completo y el cipostio que se monta puede ser monumental, con los consiguientes bocinazos de conductores que piensan que el trombo circulatorio se disuelve tocando el claxon (hay gente así). Y yo lo que me he preguntado a veces es qué haría la policía si se viera atrapada en uno de esos pollos circulatorios, justamente tras el coche estacionado junto al camión, precisamente. A ver:

A) Multar a los infractores.
B) Dar cuenta al Ayuntamiento de lo que ocurre con frecuencia para que lo solucione. (Pero, ¿para qué si el A. ya lo sabe...?).
C) Esperar, y hasta la próxima.
D) Tocar el pito.
E) Bajarse del coche y entrar a tomar café en uno de los miles de bares de los alrededores.
F) Localizar a los incívicos y, en plan buenrollismo, advertirles que no lo vuelvan a hacer